Colonia y nosotras
- andreamariasampere
- 20 may
- 2 Min. de lectura
Cruzar el charco es simple, le dije a mamá, mientras las tres nos subíamos al barco hacia Colonia.
Y es mejor si mirás hacia la orilla que te recibe y no la que dejás atrás.
Una travesia corta de dos noches y tres dias. Tres mujeres. Madre e hijas. Volvimos juntas luego de ocho años.
Colonia no había cambiado tanto , nosotras si.
Esas tres mujeres que en 2017 disfrutaron de dos dias y una noche en la calma de esta ciudad, ajenas estaban a lo que estaba por venir...muchísimos cambios de escenarios que las llevarían a retornar juntas ocho años después.
Cada una de nosotras durante estos años bajó al inframundo y fue dejando capas de piel hasta la desnudez absoluta, como en el mito de la Diosa Inanna, fuimos muriendo y renaciendo en cada escenario...no nos quedó ni un pedacito de piel vieja, hubo que entregarla y sentir el dolor y el alivio de la regeneración. Cada una vivió su infierno y su paraíso. Y también nos acompañamos en esos momentos, sintiendo la fortaleza de estar juntas a nuestra manera.
Fue un reencuentro de mujeres más lentas, más sabias, más amorosas y conscientes; que saben que vendrán nuevos tiempos, de cambio y transformación; que están aprendiendo a tomar con amor y fuerza el día a día; que siguen trabajando en sus sueños pero abandonaron sus fantasías; que sonrien con la profundidad que regala el dolor atravesado; que abrazan con la calidez que otrogó el frio padecido; que están presentes con la sabiduría que emana de haber sentido el vacío, que asumen la realidad de una existencia cíclica...
El reencuentro de nuestro linaje femenino tan misterioso y complejo sucedió en Colonia de Sacramento, allí en la orilla del río , aquella mañana de sol radiante, mientras compartíamos mates. Nos reencontramos con todas esas mujeres que nos precedieron, que también bajaron al inframundo y quedaron desnudas; que nos legaron la fuerza de nuestros abrazos y la profundidad de nuestras sonrisas.
Ellas nos enseñaron a mirar la orilla que nos recibe y soltar la orilla que dejamos atrás...
Por eso comparto este relato, porque su eco va a resonarte, porque posiblemente alguna vez te sucedió lo mismo...o tal vez, te suceda...
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